A diferencia de tiempos pasados, cuando cualquier problema de fertilidad se achacaba exclusivamente a la mujer, hoy sabemos que también los hombres pueden tener alteraciones en su esperma que dificulten la fecundación.
En algunas ocasiones, las menos, estos problemas se deben a alteraciones genéticas no modificables que impiden la producción de esperma y hacen que el hombre sea estéril, o patologías como la fibrosis quística que disminuyen la fertilidad.
Siempre que se está buscando un embarazo y antes de someterse a un tratamiento de reproducción asistida se debe descartar el factor masculino. Para ello, se realiza un seminograma, una prueba que sirve para evaluar las características de los espermatozoides. Aunque el resultado de esta prueba os desanime, la buena noticia es que estos factores no son una condena, no son irresolubles: cambiando el escenario hormonal necesario, es posible modificar por completo el seminograma en un plazo de tres meses.